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  • Opinión
  • 17 diciembre, 2019

Hacer un curso no te convierte en sommelier de vinos

¡“Hola soy Sommelier”! Cada vez más escuchamos frases como estas, y claro que me parece bien si estudiaste y te capacitaste para ello; en cambio, no es sincero el uso del término sommelier cuando apenas se ha hecho un curso o un par de degustaciones. Debemos trabajar mucho aún para lograr cambiar y derribar el concepto de “charlatán” por el de profesional del vino.

La profesión del sommelier debe respetarse, como todas, y para que lleguemos a respetarla, hay que terminar con este uso indiscriminado y habituado por muchos.

En verdad, ¿sos sommelier? ¿Cuándo realmente lo sos? En mi opinión, un sommelier es aquella persona que se capacita día a día en lo que a vinos respecta; degusta, prueba, invierte, viaja, charla con protagonistas, escucha al consumidor, se actualiza permanentemente. En síntesis, es protagonista de su propio e interminable aprendizaje.

Catar vinos, saber las precisas características que posee una uva en el vino, adivinar una variedad en una cata a ciegas, hacer una buena descripción de un producto, utilizar un lenguaje atractivo para tales descripciones, descorchar correctamente una botella, no te hace un sommelier, te hace un consumidor conocedor, que es muy distinto.

Entonces pienso, ¿Qué requisitos debe tener un verdadero sommelier? Conjugar diversas habilidades, entre ellas la habilidad del servicio, la de saber comunicar, ser claro en los mensajes, manejar un amplio y sencillo vocabulario, conocer etiquetas para sugerir y recomendar, estar capacitado para ofrecer y vender, lograr ser siempre un nexo positivo entre el vino (cualquiera sea) y el consumidor (cualquiera sea).

Entendamos algo, hablamos de placer, la gente bebe, come, disfruta, se divierte, y quiere vivir estas deliciosas experiencias terrenales, y allí es donde muchas veces aparece el sommelier. Siempre listo y preparado para ayudar, dispuesto a brindar sus servicios para satisfacer a los consumidores, sin intereses personales, aportando en cada sugerencia el valor de la calidez y la humildad.

Hay mucho trabajo aún por hacer, por aprender y conocer, apostemos a esta hermosa tarea de acercar, motivar, entusiasmar y afianzar personas al vino. A querer mostrar las bondades de nuestras regiones vitivinícolas, sin firuletes, solo con la verdad, y así establecernos como herramientas útiles para productores, bodegas, instituciones, y principalmente para los futuros y presentes consumidores de esta noble bebida, que siempre estarán abiertos a nuestras recomendaciones.

¡Salud!

(*) Luis Mantegini es Licenciado en Turismo y Sommelier. Colaboración especial para El Descorche Diario.