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Las degustaciones forman parte de la cartelera de Casa Montenegro, en Mendoza.
  • Cata de vinos y libros
  • 26 marzo, 2021

Érase una noche sinestésica

Percepciones, sensaciones y emociones se agitan en las copas de Casa Montenegro. Sorbos de letras y brindis por doquier. Este viernes, otro encuentro para brindar en el mes de la vendimia.

Asistimos a un simposio. Y aunque los presentes no sabíamos que éramos especialistas en el tema a tratar, lo descubrimos a minutos de iniciado el bacanal. Después de escuchar sobre la bipolaridad de Dionisio, (disculpen dioses olímpicos no hablo del trastorno sino de la dualidad) celebramos la frase oportuna de la poeta Mercedes Araujo: “la pedantería de los grandes catadores de vino me molesta”. Casi un mantra que nos habilitó a disfrutar.

Amable como la palabra amable Mercedes estimuló nuestras memorias bibliófilas. El prólogo fue las Bacantes de Eurípides, honrando al dios Baco. En su introducción ahondó en la etimología de wine y nos recordó la procedencia del mismo vino que corre por nuestras venas.

Llevados por ese caudal torrentoso que surca los cuerpos y la Literatura pasamos de los cantos goliardos – inspiradores de la ópera trágica Carmina Burana– a la pircardía de El Lazarillo de Tormes: “…y así me sucedió algunas veces, en ayunas haber envasado cuatro azumbres de vino, con que estaba más alegre que moza en víspera de fiesta”…

Mercedes Araujo invita a relajarse y disfrutar de la literatura y el vino.

Hasta ese momento todas eran letras servidas en copas vacías. Por eso nada mejor antes de degustar que prestarle atención a la recomendación preventiva de Don Quijote a Sancho Panza: “…Sé templado en el beber, considerando que el vino demasiado ni guarda secreto ni cumple palabra…”

¿A quién engaña el Torrontés

con su fragancia de limones?

Por fin llegó el tiempo para dejar fluir los cinco sentidos guiados por la especialista en comunicación del vino Carmen Pérez. Primero un Torrontés de perfume a limones, con picor a membrillo en la punta de la lengua. Impresión que se agrava en compañía del maní.

Luminoso y fresco como el haz de luz finito entrando directo por las hojas ensambladas del parral.

Carmen Pérez guía la cata de vinos e invita a despertar los sentidos.

Después vino un Tannat desnudando los huesos del esqueleto, los taninos del vino. Varietal que en el baile por el cristal suelta marcadas lágrimas pesadas. “Porque somos melodramáticos los argentinos”, refuerza nuestra especialista que prefiere llamar con sensualidad “piernas” a esas huellas que bajan después de agitarlo.

La experiencia lúdica de compartir sensaciones y emociones antes de llevarlo a la boca fue asombrosa. Mientras olfativamente alguien percibía “dulce nocturno”, para otra participante era “tinta china de biblioteca pública”.

Desde los Valles Calchaquíes: Siete Vacas Torrontés y Tannat.

La noche siguió entre lecturas azarosas de líneas marcadas, dándonos la oportunidad de conectar con nuestras anécdotas olvidadas, de compartir escrituras urgentes, reconociendo antes que nada y después de todo que también somos el vino y sus circunstancias.


Vino con sentido

Las degustaciones forman parte de la cartelera fundante de Casa Montenegro. Un espacio multicultural que es tienda de libros, discos y vinos. Un lugar de formación y producción de actividades ligadas al arte, la cultura y la comunicación.

Entre la 5ta y la 6xta Sección, precisamente en Olascoaga 1480 de Ciudad de Mendoza, María José Navarro Sardá (fotógrafa) y Patricia Slukich (comunicadora) producen y programan las actividades exquisitamente seleccionadas.

Este viernes 26 de marzo, el Torrontés y el Tannat de Siete Vacas, una bodega tucumana en Mendoza, son los elegidos para brindar en el mes de la vendimia. El encuentro será a las 20 con la guía de Carmen Pérez.

Entradas limitadas. Más información al + 54 9 261 5349924


 

*Por Silvia Lauriente. Periodista especializada en arte y espectáculos. Especial para El Descorche Diario.
Contacto Ig @criticaenfunción Mail: criticaenfuncion@gmail.com

Fotos: María José Navarro Sardá.