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Curva Sainte Devote y la subida de Beau Rivage del circuito monegasco.
  • Crónicas viajeras
  • 18 mayo, 2020

Mónaco: todo el glamour en la carrera más excitante de la Fórmula 1

Sin lugar a dudas, el circuito de Montecarlo, principal distrito del principado, es el lugar a donde todo fanático de la F1 quiere llegar. Conocido por sus lujosos casinos, la bahía bordeada de yates y el famoso Gran Premio, que recorre las calles de la ciudad, es uno de sitios más lujosos de Europa y el mundo.

Disfrutar en vivo una carrera de Fórmula Uno en Mónaco, siempre figuró en un lugar muy destacado de mi “bucket-list”. En la temporada 2007 me di el gusto de tachar ese ítem de la lista.

El precio de los hoteles se dispara por la nubes el fin de semana de la competencia por lo que decidí alojarme en Niza, en la Riviera Francesa, que es mucho más económico que el principado. Esta ciudad dista a solo 22 kilómetros y se consiguen precios desde 25 euros por día.

El sábado temprano partí desde la estación de tren para ver la Clasificación. El boleto sencillo cuesta 2,10 euros. Media hora después arribé a la estación monegasca donde ya se apreciaba una multitud de gente no habitual en días comunes. Al ser un circuito callejero caminé por todos lados buscando un buen lugar para ver la pista pero se hizo difícil. Todo está vallado y controlado por el Automobile Club de Mónaco, organizador de la carrera más glamorosa del calendario FIA.

Junto al piloto de Ferrari Rubens Barrichello.

Me enorgulleció como argentino ver la estatua en honor a Juan Manuel Fangio estratégicamente ubicada en la curva Rascasse por donde circulan los monoplazas en plena carrera. Se lo ve al Chueco en tamaño natural apoyado en el Mercedes Benz W196 con el que consiguió su primer triunfo aquí en 1950.

El «Chueco», inmortalizado en Montecarlo.

Desde ese año se corre en este trazado urbano pionero en la categoría, donde otro argentino también ganó justamente hace 40 años atrás, Carlos Alberto Reutemann. La imagen del “quíntuple” también era portada en unos afiches que invitaban a una exposición de coches. Evidentemente nuestro gran campeón continúa siendo un reclamo aún décadas después de su retiro.

Continuaba atento para cazar un sitio entre las serpenteantes calles cuando el destino me hizo un guiño. Sin querer me alineé detrás de un grupo de ayudantes que justo ingresaba a la zona de circuito. Nadie notó mi presencia y pude pasar la puerta de control. Cuando quise darme cuenta estaba a escasos metros de la pista en el sector de subida de Beau Rivage tras la curva Sainte Devote, el primer giro del trazado desde la largada. No lo podía creer. Solo me distanciaban de los bólidos un alambrado y el guarda-rail. No me moví en toda la clasificación.

Entradas agotadas para la carrera más glamorosa de la Fórmula 1

Los motores V8 de los F-1 de entonces acelerando entre los edificios eran una sinfonía tan estruendosa como atrapante. Me tapé los oídos con papel tissue, lo único que tenía a mano, porque en un momento se vuelve ensordecedor. El momento álgido se dio cuando en un descanso los auxiliares abrieron una puerta hacia el circuito y me escabullí para hacerme la foto parado sobre el mismísimo asfalto monegasco. La Pole Position la obtuvo Fernando Alonso seguido de Lewis Hamilton, ambos con Mc Laren-Mercedes y tercero Felipe Massa con Ferrari. 

Los privilegiados pueden disfrutar la carrera desde los balcones de su edificios.

Cuando los motores se apagaron fui a recorrer este país, el segundo más pequeño del mundo detrás del Vaticano con solo 195 hectáreas. Mónaco-Ville es el sector más antiguo. Allí se encuentra el Palacio Real engarzado sobre la roca. Es la residencia del príncipe Alberto II quien sucedió a su padre Rainiero III en 2005.

Patio de Armas e ingreso principal del Palacio Real de Mónaco.

Entre jardines esmeralda impecablemente cuidados al borde de los acantilados rocosos distinguí la catedral donde se casó la princesa Carolina y donde están enterrados sus padres Grace Kelly y Rainiero III. La tumba del ex monarca estaba llena de velas y flores.

Pasé por una inmobiliaria y por curiosidad miré los precios de los departamentos. El más económico era de 750.000 Euros y el más caro de varios millones de euros. Tomé por el Boulevard Princesse Charlotte en el distrito de Montecarlo buscando el famoso Casino pero el circuito pasa por el frente y estaba cortado el acceso. Pude ver parte de su clásica fachada estilo Belle Époque. Quien lo desee, puede gastar 1.500 euros para reservar un lugar en su terraza y ver la carrera desde allí.

Clasificación. A pocos metros de la pista junto a uno de los médicos oficiales de FIA.

Hay puestos callejeros donde se puede adquirir todo tipo de productos oficiales de F1. Volví a Niza para hacer noche y regresar al otro día. La cola para abordar los trenes el día domingo era de 200 metros. Había fanáticos de todo el globo impacientes por gozar con los cinco sentidos la prueba más tradicional de la máxima categoría.

Panorámica del Puerto de Mónaco y los yates alineados para ver la carrera.

Ayrton Senna, seis veces ganador aquí dijo “En Mónaco salí de mi cuerpo y entré en otra dimensión…era Dios”. Michael Schumacher, con cinco triunfos, opinaba: “Para mi siempre fue la carrera más excitante de toda la temporada”. Todo dicho. Fui al mismo lugar donde estuve el sábado pero la fortuna no me acompañó y pasé al plan B: subir hasta Mónaco-Ville y pagar una consumición mínima de 20 Euros en un bar desde donde se veía la salida del túnel y el sector de yates.

El famoso Casino es parte del circuito y en los días de carrera su acceso permanece restringido.

El colorido en las gradas, los barcos amarrados en el puerto y las montañas le daban un halo mágico al circuito. El rugido de los motores durante la largada con la parrilla a pleno acelerando a fondo era similar al de dos aviones Airbus 380 (el más grande del mundo para pasajeros) despegando simultáneamente.

No fue una carrera accidentada como ocurre habitualmente. El podio fue el mismo que la Pole: 1° Alonso, 2° Hamilton y 3° Massa. El asturiano consiguió el triunfo número 150 de McLaren en la categoría.

Con el Campeón Mundial de 1997 Jacques Villeneuve.

Cuando comenzó la desconcentración, la ciudad parecía un enjambre. Hacia el atardecer todo se calmó y me quedé a observar la puesta del sol disfrutando la placidez de esta joya de la Riviera.

 

*Por Federico Chaine. Periodista especializado en viajes y turismo. Especial para El Descorche Diario.

Contacto: fedechaine@hotmail.com


BONUS TRACK


A 40 años de un imborrable recuerdo para el automovilismo sudamericano, la victoria de Carlos Alberto Reutemann en Montecarlo: