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Los cubos cinéticos, vedettes de el ensayo visual.
  • Ensayo fotográfico
  • 9 marzo, 2020

¿Welles o Wēlsh?

En el Anexo del MMAMM (Museo Municipal de Arte Moderno de Mendoza), el ‘cartonero visual’ nos interpela sobre la exposición de la intimidad en redes sociales, la credibilidad que generan las fakes news y la ilusión de tapas apócrifas.

Eran las nueve de la noche de un 30 de octubre de 1938, cuando cerca de un millón de estadounidenses corría hacia las montañas en psicosis colectiva. Escapaban de los marcianos, o eso creían.  Acababan de escuchar La guerra de los mundos, el programa radial a cargo de Orson Welles y el Mercury Teather on the Air. Lo que perturbó a la audiencia fue que el relato de ciencia ficción adoptó el formato de un programa periodístico. Claro, hace apenas ochenta y dos años los medios masivos de comunicación gozaban de confianza para salvar la propia vida.

Aquel episodio fue la génesis del documental apócrifo, un género cinematográfico que fue contagiando a otras manifestaciones del arte, inclusive a los ensayos fotográficos.

Han pasado los años y en este polo opuesto del planeta pese a la advertencia en el título de la muestra: “El número solicitado no corresponde a un abonado en servicio”, entramos como por un tubo en la trampa de la verosimilitud.

Migo Wēlsh o el “cartonero visual”, como le gusta que lo llamen, parece decirnos: “el que avisa no traiciona” y nos deleita desde el Anexo del Museo Municipal de Arte Moderno de Mendoza con un collage de fake news; fotografías de dudoso gusto para el Instagram y una biblioteca de libros imposibles de ser editados.

El muro del MMAMM un feed de Instagram.

En la exposición no hay un recorrido guiado. Podemos empezar de derecha a izquierda o al revés; zigzagueando entre las vitrinas o haciendo slalom entre los plintos que penden del techo.

Lo seguro es que cuando nos quedamos quietos, cualquier compañero anónimo y ocasional de la muestra se nos arrima soltando una risa explosiva y nos comparte el festejo que le provocó la carcajada.

Porque cada imagen y cada texto tienen una cuota de humor irónico, un juego de equívocos que nos desconciertan para clavarnos hondo un asertivo ‘touché’.

Mentira la verdad

La materia prima con la que trabaja el artista es la social media-ficción, sin el propósito de evidenciar qué es qué. Más bien con la lúdica intención de “presentar esta forma híbrida de habitar los universos que la virtualidad digital nos ofrece”, como explica Mariana Mattar integrante del equipo del MMAMM.

A la altura de la línea del horizonte, sobre la pared Oeste de la sala, se ordenan cincuenta imágenes en cuadritos de 10×10 pegadas sobre tergopol de alto impacto. Las dimensiones invitan a acercarnos para poder ver e inmediatamente tenemos la sensación de estar ante un feed de Instagram.

En detalle, collage de fake news.

La sorpresa es que descubrimos fotos que difícilmente alguien se atreva a subir. Sobre un fondo absolutamente pixelado se lee: “Puede que esta fotografía muestre sexo explícito o actos sangrientos”. Pasos más adelante otra vez la censura tapa la cara de un voluptuoso cuerpo obvio, que encima está tatuado.

En las vitrinas hay cinco bloques dedicados a libros imposibles por ejemplo La tierra triangular, que por subtítulo aclara Lo que ignoran los redondistas y los planistas. Todo editado con colores y grafía que inducen al engaño. Sobre la tapa de la revista Radiolandia una nota exclusiva de El mate al desnudo. El lado oscuro de la clásica infusión rioplatense. La autoría es de un tal Washington Lemos que previene sobre las posibles consecuencias de homosexualidad si se toma esta bebida.

Más fake news o noticias falsas.

Siempre riéndose de este tiempo absurdo, ironizando sobre la posverdad, aceptando el error, coqueteando con el escándalo y el tabú, Wēlsh no Welles nos ofrece un sector de noticias falsas. Lo hace sobre paneles móviles tal vez para que tengamos la inseguridad de haber leído toda la catarata de titulares imperdibles.

La vanguardia. “Un turista colabora en la búsqueda por su propia desaparición en Islandia”. “Un novio interrumpe su boda para actualizar sus cuentas de Twiter y Facebook”. La Gaceta. “Encontraron el cadáver de un cuerpo en el lago San Miguel”.

La inauguración de El número solicitado no corresponde a un cliente en servicio convocó a gran cantidad de público.

Con la muestra de Migo Wēlsh no salimos disparados corriendo hacia la montaña. Por el contrario, nos quedamos riendo largo rato bajo la bonanza del aire acondicionado, dudando de todo pero con la firme certeza de haber presenciado una ficción verosímil.

 

*Silvia Lauriente. Periodista especializada en arte y espectáculos. Especial para El Descorche Diario.

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