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Ale Pepa, responsable enológico de Bodega El Esteco, Cafayate.
  • Entrevistas
  • 26 mayo, 2024

Alejandro Pepa: “El Torrontés y el Cabernet Sauvignon son los abanderados del Valle Calchaquí”

Es sin dudas uno de los enólogos referentes e indiscutidos en el Valle Calchaquí, Alejandro Pepa (54) nos cuenta su larga experiencia en Bodega El Esteco, donde hoy tiene a cargo el destino de sus vinos. Vitivinicultura de precisión, innovación, el terroir y la mejor expresión que supo encontrar el Torrontés y el Cabernet Sauvignon en esta región del país, son algunos de los temas que nos cuenta en esta imperdible entrevista.

Con 24 vendimias sobre sus hombros, Pepa conoce a fondo y se hizo parte del valle del norte argentino. Máximo responsable de los vinos de Bodega El Esteco, “Ale”, como todo el mundo le dice, ha sido artífice en los últimos años, de la transformación de una bodega que data de fines de Siglo XIX y que es parte de la historia viva de este maravilloso pueblo ubicado al sur de la Ciudad de Salta.

“Mi vida me la ha dado Cafayate”, asegura cuando uno le hace referencia al lugar que eligió para vivir y donde tiene sus “amigos”, esa familia que se elige todos los días y donde actualmente Pepa, junto a un gran equipo profesional, conduce los caminos de una de las bodegas las prestigiosas de Salta.

Llegamos a Cafayate, de la mano de Grupo Peñaflor, para conocer en profundidad el trabajo que la bodega realiza bajo la dirección de Ale Pepa, con el objetivo de conocer más sobre los vinos del Valle Calchaquí, en este caso, no solo de Cafayate y sus diferentes terruños, sino también de Chañar Punco, un terruño extremo en la provincia de Catamarca, que hoy forma parte de la identidad de Bodega El Esteco.

Pepa: «El Esteco es una familia de técnicos apasionados que trabaja en pos de lograr una vitivinicultura de precisión».

Torrontés de por medio, Patios de Cafayate, el maravilloso hotel de estilo colonial que forma parte de la bodega, fue el lugar perfecto para una charla íntima y exclusiva para El Descorche Diario junto a Ale Pepa.

-Estás al frente de una de las bodegas más emblemáticas de Cafayate. Contame ¿cómo es Bodega El Esteco?

-El Esteco es una familia de técnicos apasionados que trabaja en pos de lograr una vitivinicultura de precisión; ese es nuestro objetivo para tener vinos de alta calidad y que lleguen a la mesa de los consumidores con esa condición. Buscamos transmitir el terroir y esta esencia que tiene el Valle Calchaquí, que son vinos de montaña y gran altura.

-La bodega es una familia que se encuentra dedicada a buscar los mejores viñedos para poner en las botellas la mejor calidad de vino. Para eso, tenemos la suerte de ser una empresa pujante, grande, importante, tanto en el mercado interno como en el mercado de exportación. Pero esa grandeza que tenemos en cuanto a volumen, también nos ha dado la espalda para dedicarnos; y cada vez más y con mayor atención, a los pequeños proyectos que tenemos en la bodega. Tenemos proyectos de 600, 1.200 o  2.000 botellas, como así también otros muy grandes como es Don David. Esto nos permite apuntar cada vez más fino a la vitivinicultura de precisión en los proyectos pequeños y tenemos un gran equipo preparado para lograr eso.

-Hacés mucho hincapié en la vitivinicultura de precisión como una de las premisas de la bodega. ¿Cómo se transmite esto luego al consumidor?

-Bueno, se transmite encontrando cada terroir y no mezclando todo. Creo que es esa la manera y no metiendo todo en una sola olla y sacar una sola etiqueta. Al consumidor hay que explicarle que este vino viene de un sector, de una parte del terroir, donde primero se lo estudia científicamente y se realizan análisis del clima, del suelo, de cómo se desarrolla la planta. A partir de ahí, luego, si está la capacidad de cosecharlo por separado y tenerlo en la bodega de manera identificada y apartada.

«Nuestro objetivo es tener vinos de alta calidad y que lleguen a la mesa de los consumidores con esa condición».

-Luego hay que hacer una crianza separada y ponerlo en la botella. Así como vino desde el terroir a la botella, hay que transmitirlo en una etiqueta. Ahí es cuando tenemos frente a nosotros por ejemplo, un Blend de Extremos, que es un corte de nuestras principales uvas de la finca de Chañar Punco y la finca de Cafayate; que esa mezcla les transmita a la gente el terroir, eso es lo que queremos.

Criolla El Esteco Old Vines, una de las etiquetas que rescata las variedades ancestrales.

-También tenemos los Single Vineyards o las partidas limitadas; o los Old Vines de Criolla, que son plantas increíbles. Y ahí les contamos que esta planta sale este vino, ese es el terroir y tenemos que ponerlo en cada una de las botellas.

-Esa es la viticultura de precisión, donde estudiamos qué es lo que está dando el terruño y lo tratamos de entregar de la mejor manera posible. Nosotros, las personas somos parte del terroir, no es solo el clima, el suelo, el agua, sino que las personas también.

-En síntesis, se estudia todo, se lo trabaja, se lo pone en una botella y luego se lo entrega a la mesa familiar.

-Ale, llevas muchos años ya en Cafayate y has visto toda una evolución de  la mano de El Esteco. Actualmente una súper bodega, con nuevos viñedos y otra sede en Chañar Punco. ¿Cómo has ido viendo y viviendo esa evolución? Es hermoso, lleva mucho trabajo.

-Gracias a Dios pertenecemos a una empresa pujante como es Grupo Peñaflor, con una visión a larguísimo plazo, y es la forma que se trabaja en la viticultura. Esto nos permite plantar un viñedo y no estar pensando en un negocio a corto plazo. Nos permite trabajar a largo plazo y armar los proyectos pensando en el futuro. Me ha tocado vivir esto.

La bodega elabora más de cuatro millones de litros anuales entre los que se encuentran las líneas Don David, Old Vines, Fincas Notables, Blend de Extremos, entre otras etiquetas.

-Nuestro concepto cada vez que vamos a hacer algo, ya sea plantar un viñedo o una inversión en la bodega, es que tiene que ser pensado a cien años. Trabajar de esta manera, cada vez que uno va a arreglar algo o comprar un tanque o huevos de cemento uno tiene que enfocarse en lo mejor y pensando en futuro. En este sentido me ha tocado armar una lista de inversiones grandísima.

-Te ha tocado afrontar muchos cambios para una bodega que data del siglo XIX…

-Los cambios que hemos hecho son enormes. Claro. Y en esa lista de inversiones hay que dar diferentes tipos de prioridades dependiendo cómo va la industria y el negocio cada año. Hay que ir cumpliendo esos pasos y analizando las inversiones que se desarrollen bien con el correr del tiempo.

«El Torrontés es un vino exitoso. Nosotros no tenemos stock de Torrontés y llegamos a las cosechas esperando tener la nueva para fraccionarlo».

-Con el paso de los años esto es muy satisfactorio. Hemos afrontado inversiones millonarias y hemos visto cómo se ha transformando la bodega y cómo queda cada vez más linda; pero sobre todo con la visión que tenemos sobre los vinos. Armar el portfolio de vinos es algo hermoso.

-Cuando uno visita El Esteco se encuentra con un viñedo muy antiguo, como es La Turbina, que realmente es algo alucinante; pero también con otras fincas como “El Socorro”, donde hace solo algunos pocos años era impensado cultivar en esa zona. Como enólogo has sido testigo y protagonista de evolución impresionante…

-Toda esa evolución a mí me llena de emoción. Y sobre todo me llena de emoción tener la posibilidad de trabajar en una compañía así, que nos escucha y que apuesta al futuro. Una bodega que es pujante, que invierte e invierte. Nunca estamos con los brazos caídos, al contrario, siempre se le pone el pecho para adelante.

«Los tintos en el norte de Argentina se expresan extraordinariamente».

-Hay momentos que uno puede estar arriba de la cresta y en otros estar para abajo. Pero incluso en esos años donde está todo a contramano, la empresa sigue y no para. La verdad es un placer trabajar así.

-Metiéndonos con los vinos, el Torrontés es un referente de Cafayate. ¿Podemos decir que es el varietal emblemático del Valle Calchaquí?

-Me gusta hablar del Valle Calchaquí porque engloba nuestro viñedo de Chañar Punco y nuestras fincas de Cafayate; y allí el Torrontés se da mágicamente. Así como el Malbec encontró su terroir en Argentina, podemos decir que el Torrontés encontró su lugar en el Valle Calchaquí.

Pepa sobre El Esteco: «Hemos afrontado inversiones millonarias y hemos visto cómo se ha transformando la bodega».

-Una variedad aromática que entrega vinos con un color hermoso, brillante, verdoso con aromas súper delicados, florales y con frutas finas. Nosotros estamos buscando unas ventanas aromáticas en el Torrontés que están más cerca de los cítricos y con una boca que es deliciosa. Realmente es un vino dulce de entrada, sin tener azúcar, lógicamente, con muy buena acidez y mucha frescura.

-El Torrontés es un vino exitoso. Nosotros no tenemos stock de Torrontés. Llegamos a las cosechas esperando tener la nueva y esperamos poder fraccionarlo porque ya no hay vino viejo de cosechas anteriores. O sea, es un vino que es exitoso y va cada vez mejor en su crecimiento de ventas.

-Y sí, yo creo que es emblemático del Valle Calchaquí, con las condiciones climáticas y de terroir. El Torrontés se adaptó, tiene más de 100 años aquí y nos da unos vinos espectaculares. Sin duda es la mejor expresión del Valle Calchaquí.

-Por la experiencia de ustedes es un vino que definitivamente lo terminó de  adoptar el consumidor. Digo esto porque a veces se percibe como que el Torrontés no terminaba de encontrar su lugar…

-Pero se vende muchísimo y se consume muchísimo. A ver, es un varietal exitoso, no tengo duda. El consumidor también ha ido descubriendo la evolución del Torrontés, me parece. Hemos ido buscando y encontrando las mejores ventanas aromáticas, que es donde para nosotros se expresa mejor el vino y el consumidor esto lo recibe mucho mejor.

El Esteco Blanc de Noir, vinos de altura.

-Me refiero a esta frescura que está buscando el consumidor. Estos vinos frescos, más con notas cítricas y no sobremaduros como quizás pasaba antes. En el Torrontés puede suceder eso, que se sobremadura y se pasa muy hacia los aromas tropicales, ahí se pone pesado en la boca y a veces con mucho alcohol.

-Por eso nos hemos ido a otra ventana aromática, donde la frescura, la acidez, se pone fácil de beber y se disfruta en cualquier momento.

-El Torrontés como emblema de los valles calchaquíes, pero también, cada vez hay variedades tintas que encuentran sus mejores expresiones también, como el caso del Cabernet Sauvignon o el mismo Malbec…

-Los tintos en el norte de Argentina se expresan extraordinariamente. Aquí en el valle, con la altura, con los suelos pedregosos, con el frío de la noche tienen una particularidad muy especial. Tanto el Cabernet Sauvignon o el Franc, el Malbec o el Merlot. El Tannat también tiene una fuerte presencia. Los tintos tienen una característica que entregan muy bonito color, lo ceden naturalmente, fácilmente; por lo tanto, técnicamente, tuvimos que aprender a desarrollar más acidez.

-Tienen aceleraciones más tranquilas y no extractivas, porque naturalmente ceden muchísimo color. Son violetas, negros, profundos. Aromáticamente son muy varietales, se puede distinguir muy bien un Cabernet Sauvignon del Malbec, del Syrah o de un Cabernet Franc. En el paladar son vinos que se llaman de full boca. Son muy completos y llenan la boca.

«El Cabernet Sauvignon tiene un perfil que no se encuentra en otras regiones».

-Son sabrosos y siempre tienen una presencia de esa mineralidad, esa piedra que tenemos en los suelos de nuestros viñedos de montaña y que lo hacen un vino realmente muy atractivo.

-Si bien los blancos son muy representativos dentro del portfolio de El Esteco, los tintos se llevan el mayor porcentaje….

-Son muy importantes, lógicamente, el portfolio de nuestros vinos es mayor el de los vinos tintos que los vinos blancos. Se consume mucho más, y sobre todo el Malbec, que sin duda creo que es el abanderado de Argentina. Pero un abanderado del Valle Calchaquí, así como el Torrontés lo es dentro de las variedades blancas, el Cabernet Sauvignon se convertiría en el abanderado del Valle Calchaquí.

-El Cabernet Sauvignon tiene un perfil que no se encuentra en otras regiones. Tiene un perfil de tipicidad piracínica, con morrones, con pimiento morrón, pimienta negra, muy presente, que es distintivo. Lo considero como el abanderado, particularmente.

-Y al consumidor argentino, ¿cómo lo has percibido en estos últimos años? Especialmente hoy que predominan los vinos frescos y por ahí el consumidor venía de otros estilos más estructurados

-Esto no se hace de la noche a la mañana. Es una evolución donde, en nuestro caso, fuimos trabajándolo muy bien. Muy amigablemente, encontrando y viendo que el consumidor se sumara a este nuevo diseño de los vinos, pasando de alcoholes súper poderosos a alcoholes más relajados, que es lo que pide el mercado.

Cafayate: «Acá uno se encuentra mucho con las raíces culturales, el folklore, la comida, los vecinos. Una tranquilidad, una paz para vivir».

-Pero esto no fue de un día para otro. Fuimos buscando el perfil y lógicamente el consumidor lo va aceptando. Y no lo digo con un estudio científico, lo dicen las ventas, que en nuestro caso, con los vinos tintos, van creciendo paulatinamente año tras año; y nos vamos posicionando mejor. Es el consumidor el que nos está diciendo si vamos por este camino, y en exportaciones, ni hablar.

-Ale, cuando estás de viaje por el mundo ¿Cómo le contás al consumidor cómo son los Valles Calchaquíes?

-La comunicación es fundamental. Hay que contarles y llevarles los mapas. Hay que llevar el mundo en un plano para hacerles entender que estamos a 12 o 20 horas de diferencia. Y a 48 horas de viaje en muchos casos, porque es lo que uno se demora para viajar a China o Japón.

-Ahí empezamos mostrando qué tan lejos estamos dentro de Argentina incluso. Le contamos de la altura y todo de esta región vitivinícola que tiene viñedos más grandes y de los más altos del mundo. Estamos localizados desde los 1.700 a los 2.400 metros sobre el nivel del mar. Todo eso lo vas sorprendiendo y sobre todo la poca cantidad de gente que vive. No pueden creer ellos que viven con tantas millones de gente en esas ciudades tan grandes.

Bodega El Esteco. Cafayate. Salta.

-La ausencia de polución, el aire puro, las montañas, el clima, todos argumentos que van atrapando al consumidor de una manera encantadora. Y cuando llegamos a los vinos, los atrapa porque encuentran esa identidad. Encuentran, eso que uno les está transmitiendo; ese terroir en una botella.

-Y lo encuentran y ven la diferencia entre los varietales y las regiones. Entonces, ahí identifican algo y se quedan atrapados. Es explicarle de mayor a menor a dónde estamos. Y cuesta muchísimo esa comunicación. Cuesta mencionar Valle Calchaquí, Cafayate, Argentina. O sea, vas de mayor a menor y, bueno, se atrapan.

-Te saco de la bodega y te llevo al plano personal. Naciste en la zona este, estudiaste en Mendoza y te viniste acá al norte. ¿Qué te ha dado Cafayate?

-Me dio un lugar donde desarrollarme, donde tener amigos, donde formar una familia hermosa. Me vine con mi señora y mi hijo cuando era chiquito, tenía dos años. Mi hija nació acá en el valle. Me dio todo eso, esa familia, los amigos, el desarrollo profesional. Es hermoso Cafayate, la gente de aquí es muy buena. Una tranquilidad, una paz para vivir.

«Con el Grupo Peñaflor y Bodega El Esteco pensamos a 100 años».

-Acá uno se encuentra mucho con las raíces culturales, el folklore, la comida, los vecinos. La calma con que se vive, la calma en las escuelas. El dejar la bicicleta afirmada en la pared y que no tengas problemas. Mi vida me la ha dado Cafayate. Lógicamente, los primeros años fueron muy difíciles. Los mendocinos somos muy arraigados, tenemos raíces muy profundas. Pero Cafayate nos dio un modo de vida al cual nos hemos enamorado y adaptado.

-Para cerrar, ¿Cuáles son los desafíos que se vienen por delante?

-Son muchísimos. Con el Grupo Peñaflor y Bodega El Esteco pensamos a 100 años. Tenemos como objetivo ser la quinta compañía vitivinícola mundial. Queremos serlo, y queremos lograrlo. Eso nos mantiene activos permanentemente. Y hay una lista enorme de desafíos. Yo considero que estamos recién aprendiendo. Si bien son muchos años los que llevamos, estamos recién aprendiendo a entender el terroir.

Inolvidable encuentro. Ale Pepa y Gustavo Flores Bazán (El Descorche Diario).

-El desafío es continuar estudiando, continuar estando atento con el desarrollo climático y qué pasa con los viñedos. No podemos dormirnos en los laureles en cada uno de los proyectos que tenemos activos. Hay que hacerlos crecer, mejorarlos. Estudiar, estudiar y estudiar cada vez más.

-Tener un equipo y una tecnología cada vez mejor; y buscar de ser posible esas nuevas variedades que se puedan desarrollar en la zona. Como la Marsanne y la Roussanne, que nos gustó cuando íbamos a las ferias y probábamos esos blends que se cultivan en el sur de Francia y pensamos en traerlos a Cafayate y pusimos dos hectáreas de cada uno y ya llevamos cinco de cada uno.

-De eso se trata, de continuar y tener las antenas prendidas siempre con la visión muy a futuro. Ese es el desafío.