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Danielle me llevó a conocer su ciudad sobre dos ruedas.
  • Crónicas Viajeras
  • 20 agosto, 2020

Ámsterdam, una ciudad para disfrutarla en bicicleta

La principal ciudad holandesa es conocida como la capital mundial de la bicicleta. Sin dudas la mejor manera de recorrerla y disfrutar de sus atractivos, entre los que se encuentra el Museo Van Gogh, la planta original de la cerveza Heineken o la Casa de Ana Frank. Los invito a recorrerla.

La mejor forma de conocer una ciudad es recorriéndola a pie para descubrir cada rincón. La segunda mejor opción es la bicicleta ya que nos permite adentrarnos en lugares más alejados. No contamina, hace bien al corazón, es económica y el placer de sentir el viento en el rostro al pedalear te retrotrae a la época feliz de la infancia.

Siempre que puedo, recurro a las dos ruedas para mezclarme en la vida cotidiana de los lugares que visito. Beijing en una de las urbes más grandes del mundo y donde vi la mayor cantidad de rodados, pero Amsterdam no se queda atrás.

Esta pintoresca ciudad holandesa ha sido llamada “capital mundial de la bicicleta” y algo de razón lleva este ostentoso mote. Hay 400 kilómetros de carriles. Es muy llana y no hace falta una bici con cambios. Se pueden alquilar en varios sitios y en caso de romperse tampoco hay que preocuparse ya que hay bicicleterías al paso por doquier.

Las bicicletas adaptadas para llevar a los niños se llaman «bakfiets».

Mi amiga Danielle, una amsterdammer, me hizo de guía. Comenzamos el recorrido por su barrio, el Jordaan, muy cerca de la Casa de Ana Frank. De allí a otra casa ilustre, la del pintor Rembrandt Van Rijn, donde compré una birome y un marcador de recuerdo.

La circulación se hace por carriles perfectamente señalizados. En esta ciudad la bici, más que un medio de transporte es una forma de vida. Tiene 800 mil habitantes de los cuales 700 mil se movilizan sobre dos ruedas. Se calcula que existen 7 millones de bicicletas en Amsterdam.

Las mascotas también puede circular con sus dueños con estos adaptadores.

Me llamó la atención ver algunas encadenadas a los puentes y oxidadas. Danielle me dijo que la gente a veces las abandona y allí quedan. Se las ata con candado ya que, a pesar de ser primer mundo, existen los robos que llegan a unas 80 mil bicis anuales en promedio.

No poseen luz de giro por lo que antes de doblar es aconsejable señalar con el brazo extendido para avisarles a los demás. Hay que prestar especial atención a las vías del tranvía en los adoquines ya que las ruedas pueden engancharse en la hendidura y tirarnos al piso en una mala maniobra.

Amsterdam tiene 800 mil habitantes de los cuales 700 mil se movilizan sobre dos ruedas.

Si se viaja con niños no es impedimento, ya que se pueden alquilar bicis especialmente adaptadas que llevan un compartimiento de madera donde transportarlos. Se las llama bakfiets. Para las mascotas también existen adaptadores laterales donde llevarlas. Tienen todo pensado.

Continuamos el recorrido hacia la planta original de la cerveza Heineken. Un enorme edificio de ladrillos donde se puede conocer el proceso de fabricación de esta bebida, su historia y por que no, degustar el cristalino manjar burbujeante. En su tienda oficial se pueden adquirir los más variados productos.

El edificio original de Heineken, productora mundial de cerveza.

Si la idea es salir a pedalear con amigos y beber cerveza sin que te multen se puede alquilar el Beerbike. Es una plataforma con asientos para varios pedalistas que posee una barra de madera donde apoyar el vaso. La cerveza que es provista por un barril adosado.

Todos pedalean al mismo tiempo para impulsar la unidad. Era verano y nos cruzamos varios beerbikes en el camino.

La «beerbike» se puede alquilar con amigos para pedalear y beber cerveza mientras tanto.

Nos dirigimos al Rijskmuseum donde nos hicimos fotos en la fuente exterior. A pocos metros de allí está el Museo Van Gogh. Un moderno edificio que contiene obras de esté icónico pintor que fue más famoso después de muerto que en vida. Se emplaza en un amplio parque que sirve como concentración para los festejos populares.

El Rijskmuseum es el más grande de Amsterdam. Visita imperdible.

A la sombra de un árbol y sentados en una loma frente a la sala de conciertos Concertgebow, nos comimos un sandwich para descansar un rato. Los canales desbordaban de gente navegando en barcazas y comiendo una picadita.

El queso es uno de los manjares holandeses y cerca del departamento de Danielle funciona el Museo del Queso donde conocer su historia y degustar los más variados.

En verano los canales se llenan de gente navegando y comiendo una picadita.

Justo al lado, sobre Prinsgracht, está el Museo de los Tulipanes, la flor emblemática de Países Bajos. Dos visitas de un mismo tirón. Otra comodidad de la bici es que se atan en cualquier lugar y se llega a la puerta misma de los lugares visitados sin perder tiempo buscando donde estacionar.

La mayor concentración de bicicletas la vi en la Estación Central donde hay un estacionamiento emplazado sobre pilotes encima de un canal que tiene tres pisos con cabida para 7.000 rodados. Aquello parece un enjambre metálico de ruedas, manubrios y canastos. Dicen que es el mayor parking ciclístico del mundo.

El estacionamiento de bicicletas más grande del mundo. Está junto a la Estación Central de trenes.

También es recomendable visitar en bicicleta el zoológico, el Jardín Botánico y el Vondelpark, una especie de Central Park versión local. Sin lugar a dudas, las dos ruedas son la mejor opción para disfrutar una estadía por Ámsterdan.


INFO PARA VIAJEROS:


Alquiler de bici: 8 dólares por 3 horas.

Tour guiado: 22 dólares por 2,5 horas.

Beerbike: 370 dólares por grupo de hasta 9 personas.

Bakfiets para ⅔ niños: 4 dólares la hora.

www.yellowbike.nl

*Por Federico Chaine. Periodista especializado en viajes y turismo. Especial para El Descorche Diario. Contacto: fedechaine@hotmail.com

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