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Candelaria Fernández Saavedra, licenciada en Comercio Exterior y especialista en producción de cultivos orgánicos. Foto: Gentileza.
  • Informe Especial/ Entrevista
  • 5 mayo, 2023

Transgénico vs. orgánico: cuál es la realidad en Argentina

A pocos días de saber que Argentina es el primer país en usar trigo transgénico (HB4) y a un par de semanas de celebrar el “Día de la Tierra”, dos contrapuntos difíciles de asimilar, hoy nos preguntamos por la producción orgánica. De la voz de Candelaria Fernández Saavedra, experta en Comercio Exterior y defensora de los cultivos orgánicos, en exclusiva para El Descorche Diario, conoceremos el cuadro de situación.

Conocer la historia de Candelaria Fernández Saavedra (31) es acercarse al universo de jóvenes profesionales que se han formado, han recorrido el mundo y nos alertan sobre los peligros de un modo de producir alimentos con un alto impacto en la salud, en lo ambiental y en lo social. Nos ayuda a tomar conciencia y con ella, decisiones. Nos obliga a salir de la queja y a actuar.

Efectivamente, aunque cueste creerlo, la población de Argentina es la primera en comer pan con trigo transgénico, así lo afirmó la empresa Bioceres-Indear al confirmar que 25 molinos ya mezclan el cereal con el trigo convencional.

El transgénico, que va junto al peligroso agrotóxico glufosinato de amonio, fue denunciado por más de mil científicos, por productores (tanto agroecológicos como del agronegocio) y por organizaciones socioambientales.

Por primera vez, el trigo modificado genéticamente, llamado “HB4”, llega a los alimentos de consumo masivo (pan, pizzas, empanadas, fideos y todos los usos de la harina).

Estados Unidos, con el 43%; fue el principal destino para las exportaciones de productos orgánicos argentinos durante el 2022. Fuente: SENASA 2023. Foto: Gentileza Going Natural.

Décadas de agricultura industrial han tenido un alto impacto en el medio ambiente y han generado serias preocupaciones sobre el futuro de la producción alimentaria.

«La agricultura eficiente no es sólo una cuestión de producción. También debe tomar en cuenta la sostenibilidad ambiental, la salud pública y la inclusión económica», asegura James Lomax, experto del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).

Sin embargo, grandes son los volúmenes de fertilizantes químicos y pesticidas que se utilizan para aumentar el rendimiento agrícola. Los humanos estamos expuestos a estos pesticidas potencialmente tóxicos a través de los alimentos que consumimos, lo que resulta en efectos adversos para la salud.

Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), se ha demostrado que algunos pesticidas actúan como disruptores endocrinos, lo que puede afectar las funciones reproductivas, aumentar la incidencia de cáncer de seno, causar patrones de crecimiento anormal y retrasos en el desarrollo en los niños, y alterar la función inmune.

Con respecto a todos los productos de origen vegetal en su conjunto, al igual que el año anterior, se destacan los volúmenes exportados azúcar de caña; pera; vino, puré de pera, manzana, arroz; arándano y trigo; y se agrega el ajo. Fuente: SENASA 2023.

En la vereda opuesta, están los productos orgánicos, que además de ofrecer beneficios para la salud al ser humano, colaboran con detener significativamente daños al medio ambiente y a la tierra de cultivo.

La característica principal de los productos orgánicos es que su proceso de producción está libre de plaguicidas, fertilizantes químicos. Son productos libres de hormonas, antibióticos, colorantes y saborizantes artificiales.

Lo cierto es que en Argentina, según datos de un informe del SENASA, en el 2022 la producción orgánica certificada con destino a consumo final representó solo un 1,3 % del volumen total certificado.

Como en años anteriores el mercado interno se sigue caracterizando por una diversidad en la oferta de productos y por su pequeña participación en volumen, como destino de la producción certificada.

Un dato interesante que surge de este informe es que la provincia de Mendoza posee el mayor porcentaje de unidades productivas bajo seguimiento (22,7%). Le siguen Río Negro y Buenos Aires (15,7% y 12,6% respectivamente).

Fuente: SENASA 2023. Elaborado en base a información de las entidades certificadoras.

Argentina está entre los tres países del mundo con mayor con superficie orgánica, sin embargo todo lo producido se exporta Estados Unidos, China y la Unión Europea, principalmente.

Candelaria, siendo fiel a sus convicciones, dejó su puesto en una importante multinacional para recorrer el mundo. “En Europa, por ejemplo, ya han agotado sus recursos y sus suelos. Se quedaron sin capacidad para más contaminación. Pude ver otra realidad, no se trata únicamente de un tema de consciencia, es un hecho contundente que sus suelos están agotados y la contaminación es altísima. Siento que viajé al futuro. Si no hacemos algo, aquí lo vamos a repetir”, sentencia y advierte.

En la actualidad, es responsable del área de Comercio Exterior en una pyme dedicada a la exportación de cultivos orgánicos y es miembro de una asociación civil de conciencia ambiental que ayuda a productores agroecológicos a conectar con los consumidores.

“Germinar tiene muchas actividades. Yo estoy en alimentación saludable junto a la cooperativa, “Mas cerca más justo”, tenemos un nodo de comercio justo en el cual los vecinos hacen pedidos de verduras y frutas, y productos de almacén agroecológicos. No se trata solo de la venta, lo lindo es que se producen conversaciones. Y todo el tiempo intercambiamos ideas. Es hermoso. Todos los productos tienen triple impacto: social, económico y ambiental, cuenta la especialista.

“Me abrieron la cabeza. Entendí que no siempre la producción tiene que estar ligada a un negocio. No es solo la manzana que estamos comprando. Es todo el trabajo que hay detrás, el conocimiento de años”, explica.

Candelaria viaja, varias veces al año, a ferias internacionales para promocionar los productos de Going Natural.

Sueña con seguir aportando desde su lugar a esta toma de conciencia y al cambio necesario para detener los daños. También, anhela tener su propia huerta en el Sur del país y producir sus alimentos.

-Candelaria, contanos un poco acerca de tu recorrido.

-Siempre me gustaron mucho los idiomas. Antes de iniciar mi carrera universitaria, comencé a trabajar en una empresa grande y ahí me di cuenta que en el área de Comercio Exterior podía desarrollarlos.

-Luego, trabajé en una empresa brasilera, la primera productora de soja en su país. Está ubicada en el Mato Grosso y tiene sede en Argentina. Se dedica a la exportación de commodities de soja, maíz y trigo. Todos monocultivos transgénicos que representan el 60% de las exportaciones. Aprendí todo lo operativo y comercial. Viajé y me interioricé sobre el mercado de los granos a nivel mundial.

-Me di cuenta que no tiene nada que ver con la alimentación, es como hablar de petróleo. Tiene precios fijados en mercados que se regulan por oferta y demanda y no tienen en cuenta muchos costos. Por ejemplo, todo lo relacionado al costo ambiental y social.

En el año 2022 se cosecharon un total de 109.987 ha, 14% más que en 2021. Se sigue sosteniendo la tendencia positiva en el largo plazo (últimos 10 años). Fuente: SENASA 2023.

-¿Cómo es en nuestro país?

-En Argentina, la mayor parte de la superficie cultivada no genera mano de obra, deja daño permanente en los suelos y contamina. Es un costo muy elevado y ni siquiera está cuantificado. Por eso, empecé a tener curiosidad sobre el impacto de esta actividad. Veía que salían buques del puerto con 60 mil toneladas. Es una maquinaria que no para nunca, que mueve muchísimo dinero y con una infraestructura mínima. Fábricas gigantes y lo único que ves es el camión que descarga y sube al barco. Pensé:¡es el extractivismo en su máxima potencia!”. Los ciclos están atados a precios internacionales y que nuestra actividad principal sea esa, es grave.

-No tengo críticas con el productor que tiene unas hectáreas y siembra soja. No es personal. Lo peligroso es que este sea nuestra estrategia como país. Y ya todos sabemos que no está funcionando.

-¿Qué hiciste al ver esto?

-A partir de ahí, quise investigar cosas nuevas y me fui a recorrer Europa. Viví seis meses Francia. Me dediqué a estudiar los modos de consumo, los supermercados, las etiquetas. Vi cómo se toman el tema del reciclaje. Todo el mundo recicla. No es una opción. Pude ver otra realidad.

-Mi conclusión es que no es que ellos lo hacen porque son mejores personas. No, realmente ya no tienen recursos para seguir tirando basura. No tienen lugar. No tienen chance de seguir contaminando. Agotaron su capacidad de contaminación y tienen que controlarlo. En París, hay carteles que anuncian qué tan contaminado está el aire ese día.

«En Argentina, la mayor parte de la superficie cultivada no genera mano de obra, deja daño permanente en los suelos y contamina».

-Están hacinados, llevan años de producción agrícola con deterioro del suelo. En los últimos años, idearon la estrategia de desplazar esas producciones a países en desarrollo. Pude ver que implementan medidas súper modernas pero es porque llegaron a un punto que no les queda otra. Es mirar un poquito el futuro.

La diplomatura en Nuevas Economías (UBA) explora modelos económicos que miden los costos ambientales. 

-Entonces, me dije: “¿Cómo hago para llevar una actividad día a día y que esté alineada a mi forma de pensar? Y comencé a estudiar una diplomatura en Nuevas Economías, en la facultad de Ciencias Ambientales de la UBA, que explora modelos económicos donde sí se miden los costos que hoy no se están teniendo en cuenta.

-¿Qué encontraste en ese camino?

-Un año después, llego a Going Natural, una pyme que exporta orgánicos. Somos solo seis personas trabajando. Su dueño, ingeniero agrónomo, es el gerente general. Comenzó hace 10 años haciendo la conversión orgánica de producciones de arroz. Junto a su primo se subieron a la camioneta y recorrieron Entre Ríos, tocando tranquera por tranquera.

-Lo lindo de esta empresa es que, al ser pocos, todos metemos las manos en la tierra. Viajamos a ferias, vamos al campo. Se hace de todo. Se trata de gente joven que hace lo que le gusta.

Entre los cultivos industriales siguió creciendo la superficie de vid (24%) y disminuyendo la de caña de azúcar (2%). SENASA 2023.

-¿Cómo trabaja la empresa?

-Tenemos productores con los que trabajamos desde que se inició que producen legumbres y semillas. El catálogo es enorme. En el Norte, están nuestros productores de legumbres, semillas y maíz orgánicos. Y en el Sur, cereales y oleaginosas. Y desde hace 4 años producimos aceites de girasol orgánico.

-¿Cómo son los productores que se dedican a lo orgánico?

-En Argentina, los productores tienen mucha experiencia y conocimiento. A nivel económico son muy golpeados. Su problema más grande es la incertidumbre. Tienen la sensación de no estar cuidados. En las producciones orgánicas hay bastante más riesgos de pérdida, creo que la resistencia a la conversión total a orgánicos viene por ahí.

«Argentina está en modo de supervivencia y no en evolución. Creo que el caos no nos permite ver la salida».

-¿Es muy complejo producir orgánico?

-.Es principalmente conocimiento y “prueba y error”. Se pierden varias producciones hasta que se entiende cómo funciona. La producción orgánica requiere observación, entendimiento de la naturaleza y no estar aplicando productos innecesarios por temor a perder plata.

-¿Cómo está el consumo de productos orgánicos?

-En el mundo hay más conciencia sobre la importancia de consumir este tipo de alimentos. Por ejemplo, en Europa lo convencional, lo no orgánico, tiene los mismos requerimientos de ausencia de pesticidas que lo orgánico. Ya están en un nivel en el que no dejan ingresar alimentos con trazas de pesticidas.

En los cultivos de legumbres creció la superficie cosechada de poroto y en frutales: pera y limón. SENASA 2023.

-¿Qué sucede en el mercado interno?

-En el mercado interno estamos lejísimo, porque en paralelo tenemos instaladas a todas las semilleras transgénicas que tienen mucho poder. Traen divisas y son fuertes a la hora de tomar decisiones. Es como el huevo y la gallina, se necesitan divisas para crecer pero esas divisas traen decrecimiento.

-Por ejemplo, el trigo HB4, ya está mezclado con harinas y no tenemos forma de saber si lo consumimos. La única forma será comprando certificado orgánico o agroecológico, que es su versión sin certificación.

-¿Cuánto tiempo lleva convertir un campo a orgánico?

-Depende de su historial. La transición mínima es de tres años de no aplicación. La reglamentación en Estados Unidos es tres años y en Europa, cinco. La norma argentina de orgánicos es equivalente a la de Europa.

-¿Cómo está Argentina en superficie orgánica en relación a otros países?

-Argentina está en el top 3, estamos entre el segundo o tercer país en superficie. Y todo es para exportación. Casi toda la Patagonia está certificada para ganadería. El principal producto orgánico que producimos es carne. Lo interesante es que de casi todo lo que producimos en el país, tiene su versión orgánica: vinos, miel, mermeladas, frutos rojos.

El total de las exportaciones de productos orgánicos certificados disminuyó un 17% respecto al año 2021. SENASA 2023.

-¿Es costoso certificar orgánico?

-No es extremadamente costoso pero requiere cambios profundos en la producción y mucha capacitación. La certificación orgánica nace en Estados Unidos, en el instituto Rodale, donde se hicieron estudios de costos y no es tan caro. El problema es el riesgo.

-¿Qué demandan los mercados internacionales?

-Si bien no hay números precisos, el mundo está demandando legumbres debido a la dieta sin gluten. Cada vez más, hay intolerancias alimenticias que derivan en cambios de dietas profundos. Como también las veganas o vegetarianas. Hay una gran demanda de legumbres ya que al unirla con un cereal se obtiene la proteína completa.

-¿Qué podemos hacer desde lo personal, lo micro?

-Tomar conciencia es el primer paso y se da por el acceso a la información. Una vez que lo viste, no lo podés ignorar. Hay muchas formas de activar. Desde lo más chiquito de reciclar en casa. Hasta hacer un cambio en la actividad, en la escala que cada uno pueda. La conciencia y el intercambio de información es el primer paso y después el involucramiento.

Candelaria, en una plantación de árboles nativos de la asociación Germinar.

-¿Cuál es el rol del Estado en esto?

-Argentina está más en modo de supervivencia que de evolución, en estos temas. En lo personal, pienso que lo ideal sería darnos cuenta que si evolucionamos sobrevivimos mejor. Creo que el caos no nos permite ver la salida.

-¿Y cuál es el papel de la industria?

-Y… las empresas grandes están muy enfocadas en el marketing.

El consumo de productos orgánicos en el mercado local sigue mostrando una baja participación del volumen total certificado. SENASA 2023.

-Por último, ¿cómo imaginás tu futuro? ¿Qué proyectos tenés en mente?

-Hace solo un año que estoy en esta empresa. Me gustaría seguir al menos 10 más para profundizar . Me veo afianzando el trabajo con los productores. Desarrollando clientes en el exterior que valoren lo que implica este modo de producción y también de a poco, empaparme en cuestiones de producción. Empecé en la UBA, una Tecnicatura en Producción Vegetal Orgánica. Me estoy acercando al mundo del cultivo. Vienen por ahí los próximos años, a seguir generando impacto en la producción.

«La conciencia y el intercambio de información es el primer paso y después el involucramiento».

-Y como soy ansiosa y tengo todo planeado (risas) ya en los próximos años quisiera tener mi huerta y comer mi comida, tal vez en la Patagonia. Sé que de más grande, cuando me tranquilice, voy a estar ahí.


Más información, en estos cuadros:

Fuente: SENASA 2023. Elaborado en base a información de las entidades certificadoras.