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Abu Simbel y las cuatro estatuas de Ramsés II.
  • Crónicas viajeras
  • 27 agosto, 2019

Egipto milenario: vuelta en globo y travesía por el desierto

Un itinerario colmado de adrenalina, entre anhelos cumplidos y extrañas costumbres. País donde historia, belleza y misticismo se conjugan para asegurar la aventura y la emoción de descubrir lo antiguo y fantástico.

Mi compañera de viaje en la aventura egipcia fue Valeria. Desde Barcelona volamos al Cairo en Alitalia con escala previa en Roma. Ya en tierra de los faraones, un taxista ofreció llevarnos al centro “gratis” a cambio de que le prestáramos nuestros pasaportes para poder comprar whisky y cigarrillos en un “duty free” para revenderlos en algún mercado negro. Accedimos. Una hora y media después él logró su adquisición y nosotros llegamos al hostel sin sacar una sola libra egipcia del bolsillo.

Una vez instalados, caminamos hasta el Puente 6 de Octubre para observar el río Nilo que surca la ciudad. De regreso nos perdimos en unas callejuelas donde había hombres mirando fútbol en televisores colocados en las veredas y fumando “sheesha” (pipa de agua). Cuatro adolescentes sacaron un celular y le pidieron una foto a Valeria. Su cabello rubio y sus ojos celestes llamaban la atención de los árabes.

Panorámica del amanecer sobre Luxor y el río Nilo desde las alturas.

Una mañana en el museo 

El Museo Egipcio fue nuestro primer destino a la mañana siguiente. Allí reposa la máscara funeraria de Tutankhamon y gran parte de los objetos extraídos de su tumba. No está permitido sacar fotos en su interior. Logré pasar mi celular a escondidas y tomé alguna fotografía furtiva (incluyendo las movidas) de la famosa máscara de oro puro y lapislázuli de once kilos. Un símbolo de la era faraónica. Es un recorrido fascinante entre papiros, esculturas, sarcófagos y momias. Todos los tesoros del país se hallan allí.

La esfinge y las pirámides

La Esfinge y las tres pirámides de Giza son las únicas de las Siete Maravillas de la Antigüedad que todavía permanecen en pie. Ingresamos a las profundidades de Keops, la más grande de ellas. Serpenteamos por túneles y pasadizos tan estrechos que había que agacharse para poder continuar. Se accede a la cámara mortuoria del Faraón, el punto más energético de la pirámide. A la salida negociamos para andar en camello. Acordamos un precio pero al finalizar los guías querían más de lo acordado. Bordeamos Kefrén, hijo de Keops, y llegamos hasta Micerinos, su nieto. Esta es la más pequeña de las tres pirámides.

Las pirámides de Giza al atardecer.

Pasamos la noche a bordo de un tren hacia Luxor donde arribamos en la mañana. Fuimos al hotel Susanna frente al río Nilo y con unas vistas extraordinarias del Templo de Luxor y el Valle de los Reyes, lugar de descanso de los Faraones del Imperio Medio cuando las pirámides se volvieron inseguras y fueron saqueadas. Dejamos las mochilas, nos bañamos y salimos en busca del Templo de Karnak. Era el mayor templo religioso de los egipcios en su culto a Amón.

Travesía por el desierto

Al día siguiente alquilamos dos bicicletas para recorrer once kilómetros por el desierto subiendo las montañas hacia las cámaras funerarias del Valle de los Reyes.

Después de desayunar mirando el Nilo desde la terraza del hotel cruzamos en ferry público hasta la otra orilla. Llenos de ansiedad y cargando mucha agua, partimos hacia la tumba de Tutankhamon. Es la única que llegó intacta hasta nuestros días. Fue descubierta en 1922 por Howard Carter. Nos detuvimos en el Templo de Hatshepsut, diseñado por el arquitecto Senemut quien fue su amante. Está bellamente tallado en la roca y se mimetiza con las montañas y los barrancos que lo rodean.

Magnífico Tempo de Hatshepsut enclavado en la roca.

Seguimos viaje. El sol y el viento caliente del desierto ardían. Comenzamos la zona de la trepada y nos detuvimos a descansar bajo el amparo de una gran roca que era la única sombra del lugar. Al final de la pendiente estaba el premio: el acceso al Valle de los Reyes. Pagamos la entrada con derecho a ingresar en tres tumbas. Elegimos las de Ramsés IV, Tausert y Tutmosis III.

La tumba de Tutankhamon se paga aparte. Para acceder a la de Tutmosis III hay que trepar una escalera engarzada la montaña y después bajar por otra, bastante vertiginosa, hacia las profundidades de la tierra. No apto para claustrofóbicos. Es la que más me gustó. Tiene tres niveles y paredes decoradas con papiros e inscripciones. A estas alturas del recorrido el sol del mediodía, la falta de agua y el cansancio ya se hacían sentir. La parte buena era que la subida con las bicis  ahora se podía hacer bajando y sin pedalear.

Antes de devolver los rodados nos bebimos casi sin respirar un jugo de mango de un litro cada uno. Eran las dos de la tarde y no había un alma en las calles. Solo dos mendocinos un poco trastornados pero felices de culminar la travesía por el desierto y de estar sanos y salvos.

Viaje en globo, anhelo cumplido

En la madrugada del día siguiente desayunamos en una barca navegando por el Nilo para cruzar a la otra orilla donde nos esperaba una aventura distinta. Pude cumplir uno de mis anhelos de viajero: volar en globo aerostático. Despegamos al amanecer hacia la bóveda celeste con vistas asombrosas del Valle de los Reyes, el Nilo y la ciudad de Luxor. La altura máxima alcanzada fue de 500 metros. Cuando el piloto deja de inyectarle calor al globo se produce un silencio relajante que permite observar el paisaje con total tranquilidad.

Inflando el globo aerostático para sobrevolar el Valle de Los Reyes

Una forma subyugante de ver Egipto desde el aire. La calma se disipó al momento del aterrizaje cuando la canasta de los pasajeros golpeó y rebotó tres veces contra la tierra antes de detenerse volcada sobre un costado mientras nos agarrábamos firmemente de las sogas de seguridad. Nos entregaron un diploma firmado por el piloto que acreditaba nuestro vuelo.

Vista aérea del templo de Luxor.

En la estación de tren compramos pasajes para Aswan. A la salida un hombre se prendó de Valeria. Ofreció 50 camellos por ella. Es una costumbre ancestral la de canjear bellas mujeres por paquidermos. Otros caballeros ofrecieron hasta un millón pero el descalabro llegó cuando un comerciante de especias ofreció dos millones por la blonda. Cabe aclarar que no se aceptaron las propuestas.

El dueño de la tienda de especias se enamoró de Valeria.

Té, lujo e inspiración literaria

Continuamos rumbo a Aswan, la ciudad más meridional del país. Nos dimos un gusto: tomar el té en las frescas terrazas del hotel de lujo Old Cataract al margen del río y frente a la isla Elefantina. En este lugar la célebre escritora inglesa Agatha Christie se inspiró y escribió su libro Asesinatos en el Nilo disfrutando la misma panorámica que nosotros. Es de estilo colonial y las vistas del atardecer son inigualables y románticas.

Té en la terraza del Hotel Old Cataract en Aswan, donde Agatha Christie escribió “Asesinatos en el Nilo”.

A la mañana siguiente otra vez a madrugar para un periplo de tres horas a solo 60 kilómetros del límite con Sudán hasta el templo de Abu Simbel erigido por Ramsés II. Con la inauguración de la presa de Aswan el templo iba a quedar sumergido en las aguas y se decidió salvarlo trasladándolo fuera del alcance del lago Nasser. El monumental trabajo fue llevado a cabo cortando la piedra en bloques para luego rearmarlo montaña arriba. Teníamos bus nocturno de regreso al Cairo.

Desde allí partiríamos hacia la segunda parte de la aventura: el cruce de la conflictiva triple frontera entre Egipto, Israel y Jordania para llegar a Petra, la ciudad de piedra de los nabateos, una de las Nuevas Siete Maravillas del Mundo. La semana que viene les contamos este viaje.

Info para viajeros

Museo Egipcio: 2,5 dólares.

Complejo de las Pirámides de Giza: 3 dólares.

Ingresar a la Pirámide de Keops: 5 dolares.

Templo de Karnak: 2,5 dólares.

Templo de Luxor. 2 dólares.

Alquiler de bicicleta: 3 dólares.

Complejo valle de Los Reyes: 9 dólares (incluye 3 tumbas).

Suplemento Tumba Tutankhamon: 6 dólares.

Vuelo en globo: 30 dólares  www.visitluxorinhotairballoon.com

Tomar el té en Hotel Old Cataract: 5 dólares.

Templo de Abu Simbel: 3 dólares.

 

*Por Federico Chaine. Periodista especializado en viajes y turismo. Especial para El Descorche Diario.

Contacto: fedechaine@hotmail.com