Patagonia Danuë, la exclusiva fábrica de chocolates, desembarcó en Mendoza de la mano de la distribuidora Mundo Sur. Ofrecieron una exquisita degustación maridaje junto a Vino Extraterrestre, desafiando todos los prejuicios e invitando a descubrir la magia al combinar dos alimentos ancestrales. Ana Ibarra, la apasionada chocolatier a cargo del proyecto, dialogó en exclusiva con El Descorche Diario.
Si de placeres se trata, vinos y chocolates son, sin dudas, dos de las máximas expresiones y si van juntos, qué decir: una combinación explosiva. Se trata de un maridaje que puede lograr armonías interesantes siempre y cuando se tomen en cuenta las propiedades intrínsecas de ambos productos.
Ana Ibarra, chocolatier y Fabiana Gutiérrez, responsable de Mundo Sur idearon combinaciones que sorprendieron a partir de la alta calidad de los chocolates y las particularidades de las variedades elegidas de Vino Extraterrestre que se conjugaron de forma exquisita. Un Ancellota, un Tannat, un Malbec destacaron los sabores de los distintos chocolates y sus rellenos especiales.
Patagonia Danuë, chocolates, ya pueden conseguirse en Mendoza.
Dialogamos con Ana Ibarra, propietaria de Patagonia Danuë y nos contó acerca de la pasión con la que diseña y elabora sus chocolates. Viajes por el mundo, raíces aborígenes –chaná-, el conocimiento del paladar argentino y un profundo respeto por la Madre Tierra y el trabajo del hombre la distinguen entre los chocolatiers.
-Ana, estás desembarcando en Mendoza con tus chocolates y hoy, presentan una propuesta de maridaje con vinos.
-Estamos haciendo algo nuevo, diferente y disruptivo. La gente lo tiene que probar para darse cuenta que se puede maridar perfectamente. Son dos alimentos históricos que hay que combinar y animarse. Es lo que hemos venido a proponer. Una vez que se atreven, vemos el resultado. Es nueva experiencia y cuando la conocen, ya la adoptan. A todos los lugares que vamos, nos pasa lo mismo. Tenemos la misma sensación. Si bien nos encantan las críticas para poder mejorar, no las recibimos porque el resultado es algo increíble.
“Lo que nos diferencia es que nosotros adaptamos el chocolate al paladar del argentino”.
-¿Cómo describirías tus productos, tus chocolates?
-Nosotros trabajamos con un cacao Ecuador y un poquito de Perú para hacer un chocolate diferente. Lo que nos diferencia es que nosotros adaptamos el chocolate al paladar del argentino, no traemos chocolate europeo. Sí copiamos y adaptamos recetas, ya que los europeos tienen más experiencia que nosotros en cuanto a rellenos y equilibrios.
Ana Ibarra: “Me gusta hacer bombones que se encuentren bien con el vino”.
-Hacemos nuestros propios blends y nuestros rellenos están hechos a partir del grano. Realizamos nuestras propias pastas: pistacho, maní, almendras, avellanas. Partimos desde el grano. Trabajamos con manteca ghee para que sea más receptivo al ser humano con otros azúcares y licores como conservantes. Algo importante es que nosotros no incluimos conservantes químicos a nuestros productos.
-¿Cómo reconocer un buen chocolate?
-En Patagonia Danué siempre destacamos que el chocolate no es una golosina, es un alimento. Para que el chocolate sea chocolate, su columna vertebral es la manteca de cacao. Se disuelve a temperatura corporal. Es decir, si pegamos el chocolate al paladar, debe disolverse. No tiene que costar o ser esa pasta difícil o pesada. Lo que hacemos es buscar el equilibrio en el relleno controlando la actividad del agua también, ya que es fundamental para su conservación a largo plazo.
«Siempre destacamos que el chocolate no es una golosina, es un alimento». Foto gentileza: Semillas de chocolate.
-¿Cuánto dura un chocolate y en qué condiciones hay que conservarlo?
-Nuestro chocolate puede durar hasta seis meses pero nosotros solo le damos una vida útil de tres meses para que llegue en óptimas condiciones a la gente. Inclusive con relleno. En cambio, si se trata del chocolate puro, dura más de un año. ¿Pero a quién le dura un año el chocolate en la mesita de luz? ¡ja! (Risas)
-Hablamos del chocolate y el maridaje con el vino, sin embargo presenta una gran versatilidad con otras combinaciones.
-¡Sí claro! Tenemos un cremoso con lima kaffir que puede parecer ácido y nada que ver, es un bombón dulce y posee esas notas cítricas que acompañan muy bien a un gin, por ejemplo. Se trata de divertirse, de probar y darle ese toque de magia, porque el cacao es magia. Si nos ponemos a ver su historia, te das cuenta que tiene mucha magia, demasiada.
Ana Ibarra: «Al preparar mis rellenos, no se me puede ir de la cabeza el señor que saca la mazorca, que la corta con un machete».
-En mi linaje hay sangre aborigen y tengo una gran historia con eso. Sé lo que es trabajar el cacao con tus propias manos, desde plantar el cacaotero hasta cosecharlo y hacer el chocolate. Por eso, es otro el encanto. Lo que siento es un profundo agradecimiento a la tierra. A mí, me llama mucho la historia y la mística del cacao. Es lo que más me atrapa.
-¿Cómo surgió esta pasión por el chocolate?
-Soy chocolatier. Pero creo que apasionada me define más y mejor. Para hacer esto se estudia y se estudia mucho. Al visitar la tierra del cacao y ver la gente que trabaja en sus plantaciones, uno puede tener otra impronta. Otro cariño, otra dedicación.
-Al preparar mis rellenos, no se me va de la cabeza el señor que saca la mazorca que la corta con un machete, todo eso pasa por tu cabeza cuando estás elaborando el chocolate. Es un gran respeto a la Madre Tierra y la gente que trabaja tanto.
Un dato relevante es que los productos no contienen conservantes químicos.
Dónde conseguir los chocolates Patagonia Danuë
En Mendoza (en las vinotecas Enophilia y VinoBien); Bariloche; Buenos Aires (sucursales y franquicias en San Telmo, Balvanera, Tribunales, en el microcentro en galerías Pacifico) y Ushuaia.
Más información en www.patagoniadanue.com y en Instagram @patagoniadanue
Patagonia Danuë combina experiencia europea en la elaboración con los gustos típicos de nuestra tierra.
