Desde 2015 está a cargo de los viñedos de Casarena, una bodega que se ha enfocado en buscar la máxima expresión de Luján de Cuyo, a través de sus distintos terruños. Todo un experto en alcanzar diversas expresiones del Malbec, pero también su búsqueda lo lleva a explorar otras variedades como el Cabernet Franc que ya dio grandes éxitos para la bodega.
Pablo Ceverino es el ingeniero agrónomo del grupo Dartley Family Wines, que incluye a Bodega Casarena, pero también a Mythic Wines y Casa Naoki. Desde el 2015 es el responsable de diseñar los vinos a partir del trabajo en los viñedos, responsabilidad que hoy complementa junto a Martina Galeano, enóloga de la bodega.
Los vinos de Casarena se caracterizan por su fuerte identidad con Luján de Cuyo, departamento donde poseen fincas, una en Perdriel y tres en Agrelo. Finca Orgánica Jamilla, se encuentra en el corazón de Perdriel.”Expresa vinos clásicos de Luján de Cuyo, con buen cuerpo, buena dulzura, bien equilibrados”, expresa Ceverino al definirla.
En Agrelo, la firma cuenta con otras tres fincas. Owen, que cuenta con un parral muy antiguo donde “el Cabernet Sauvignon es muy especial”. Lauren “es una de las fincas con mayor amplitud térmica de Luján de Cuyo, con suelos profundos y fríos”. De allí surgen los vinos Malbec, Cabernet Franc y Petit Verdot de la línea Single Vineyard.
Y por último, en la Ruta 40, en Agrelo, se ubica finca Naoki, que “se destaca por sus suelos de yeso y vinos florales”.
Pablo Ceverino junto a Martina Galeano, máximos responsables de los vinos de Bodega Casarena.
En los últimos tiempos Casarena ha obtenido brillantes resultados y puntajes con sus vinos, pero un hecho relevante fue el logro que obtuvo el Casarena Single Vineyard Lauren Cabernet Franc 2019, tras ser elegido como “Vino del Año” y 95 puntos por parte del crítico inglés Tim Atkin, en su último reporte de Argentina 2022.
-Lograr el “Vino del año” en el último reporte de Tim Atkin, sin duda un gran premio para la bodega…
-Este año estamos muy contentos porque hemos recibido muchos reconocimientos con nuestro Cabernet Franc Single Vineyard de la finca Lauren. Es un premio al esfuerzo y a la innovación ya que hemos incorporado nuevas selecciones.
-¿Podríamos decir que Casarena es una bodega que describe al terroir de Luján de Cuyo?
-Exacto, nuestro foco está en descubrir y mostrar la diversidad que hay en Luján de Cuyo. Aquí, no hay un solo Malbec, sino que hay muchos Malbecs y nosotros tenemos varios exponentes, ya que tenemos cuatro fincas y son varios terroirs diferentes a pesar de que los cuatro están en Luján de Cuyo.
Ubicado en el corazón de Perdriel, el edificio de bodega Casarea, data de una construcción de 1937.
-¿Hay un factor común que defina a Luján como marca en el vino argentino? ¿Cuál sería esa característica?
-A Luján de Cuyo lo defino por su elegancia y armonía en los vinos. Es su rasgo más distintivo frente a otras zonas.
«Quien vaya a consumir un vino de Casarena va a estar dispuesto a hacer un paseo por Luján de Cuyo».
-Particularmente, Casarena, ¿cómo le contarías a un consumidor lo que ofrece la bodega?
-En Casarena hacemos un esfuerzo día a día para mostrar lugares, suelos, paisajes en nuestros vinos. Quien vaya a consumir un vino de Casarena va a estar dispuesto a hacer un paseo por Luján de Cuyo, ese es nuestro propósito.
-¿En términos generales, el consumidor está preparado para esta profundización y diferenciación que hay entre las zonas? ¿Cómo es la respuesta que tienen ustedes y la percepción que hacen de Casarena?
-Hoy en día, en general, el consumidor cada vez quiere saber más, está ávido de información y en ese saber más está en conocer en profundidad quién hace el vino, cuáles son las características de los lugares, qué otras bodegas hacen vinos en esas zonas. En ese sentido, hemos sabido encontrar ese nicho, poder comunicarlo. Es en lo que trabajamos diariamente.
Ceverino: «Naoki se destaca por sus suelos de yeso y vinos florales”.
-Casarena tiene cuatro fincas con características muy diversas ¿qué es lo que más te sorprende como responsable de los viñedos?
-Si bien tenemos cuatro viñedos, justamente, Naoki ocupa bastante tiempo de nuestro día a día porque es un viñedo muy particular. Las vides crecen de otra forma, sus suelos son súper austeros, restrictivos y eso hace que tengamos que estar pendientes de la planta. Hoy, los vinos que tenemos de esa finca hacen que estemos muy contentos, felices y estamos descubriendo que no tenemos un solo vino sino muchos vinos de Naoki. Estamos trabajando muy firme en desarrollar un proyecto de vino de la finca.
-Mirando hacia el futuro, ¿cuál es tu desafío como viticultor?
-Mi desafío, desde siempre, ha sido que la persona que descorche un vino de Casarena pueda transportarse al lugar de donde viene.
